- 3 Febrero, 2020
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Cursos de inglés en verano en el extranjero
Poco a poco, estudiar un idioma en el país de origen se está convirtiendo en uno de los principales motivos de los españoles para viajar al extranjero. Sobre todo, para los más jóvenes. Para ellos el atractivo de unas vacaciones en otro país, lejos, quizá por primera vez, de la familia, se mezcla con el conocimiento de otra cultura, otro idioma y, lo más seguro, de nuevos amigos, cada uno de una esquina diferente del mundo... Toda una maravillosa aventura que será difícil olvidar.
Todo ello requiere una cuidadosa planificación. Probablemente, muy superior a la de unas vacaciones convencionales. En esta época del año hay que plantearse definitivamente si se quiere participar en algún curso de verano: para mayo se cierran los cupos de muchos de ellos. Cuanto más tarde uno en decidirse, menos posibilidades habrá de elección, pese a la gran cantidad de ofertas.
Se empieza por la verde Irlanda
Los cursos de idiomas en el extranjero son un mundo dinámico. Cada año surgen nuevas orientaciones, se rechazan fórmulas caducas y se perfeccionan otras nuevas. Pero hay cosas que no cambian. Una gran mayoría sigue interesándose por estudiar inglés, que es la lengua estrella del verano. Todavía siguen siendo Irlanda y el Reino Unido los principales receptores de estudiantes españoles que viajan al extranjero, aunque la tendencia de los últimos años indica que Estados Unidos y Canadá son unos destinos en alza.
Tendencias generales: Irlanda es el país preferido, por cuestiones de moneda y seguridad para los padres que envían a sus hijos por primera vez al extranjero; el Reino Unido, para los que quieren aprender el inglés deprisa; Estados Unidos para los estudiantes que deseen conocer el modo de vida americano con su familia anfitriona y Canadá para los estudiantes que deseen cambiar después de haber pasado algún verano en los otros destinos y les guste la vida urbana. Hay, por supuesto, todas las excepciones posibles.
Cada año se plantean nuevas fórmulas al consumidor. Ya no vale con una clase tradicional para 15 alumnos y luego un partido de fútbol para pasar la tarde. Cada temporada se valoran más las nuevas técnicas educativas y también las actividades complementarias. Con ello, los cursos se hacen más atractivos para nuevos estudiantes y se mantiene el interés de lo que ya han estudiado dos o tres años.
Cursos a la carta y personalizados
Así se programan excursiones semanales, se forman grupos de teatro o se dan clases de surf o de equitación. Todo en inglés, claro.
También se tiende a personalizar más. Se adaptan, sobre todo en el caso de los adultos, a las necesidades del estudiante. Con un curso de inglés general, por muy alto que sea el nivel alcanzado, quizá no se puede pronunciar una conferencia de medicina o negociar cómodamente las condiciones de un contrato mercantil. Por eso han empezado a proliferar cursos enfocados exclusivamente a profesionales, que necesitan un inglés muy específico como trampolín o herramienta básica en su carrera.
Unos 200.000 nuevos angloparlantes
Las miles de posibilidades que ofrece el mercado, con todas las variantes de duración y lugar de los cursos, número de horas de clase por semana, tipos de alojamiento, actividades paralelas, etcétera, indican la diversión de la demanda. Es imposible saber el número de españoles que siguen estos cursos, pero la cifra puede rondar los 200.000 estudiantes, solo para el verano, según las predicciones del sector.
Los últimos años han supuesto un incremento continuo, pero la crisis económica también se ha hecho notar en este campo. Se vende menos, hay cursos más baratos y el cliente tiende a contratar más tarde.